ACTIVIDADES SENSITIVAS
A continuación, describiremos tres de las actividades que hemos realizado en este año y medio de programa divulgativo. Hay muchas más, pero creo que pueden servir de buen ejemplo de cómo actuamos y qué tipo de acciones llevamos a cabo. Como se verá todas tienen un esqueleto común en el que se combina el empleo de un lenguaje sencillo y el uso de herramientas sensitivas. Estas acciones se realizaron individualmente, ya que vamos pasando por cada uno de los asistentes y sus cuidadores/familiares para transmitir los conocimientos de la manera más sencilla posible.
1. Conociendo la Prehistoria a través de sus alimentos
El uso de los alimentos en divulgación es una herramienta excelente para acercar al espectador al origen de ciertos alimentos, las tradiciones culinarias, las formas de cocinado o los instrumentos empleados en su consecución y procesado. A todos nos suele gustar comer, probar nuevos gustos o conocer de dónde proceden y cómo a las distintas comunidades humanes tratan y cocinan sus alimentos. De lo contrario, no se entendería el éxito de los innumerables libros y programas de cocina que se emiten en los medios de comunicación. En todo caso, antes empezar la actividad sabíamos que funcionaría. Y es que ya la habíamos testado con otros muchos colectivos con buenos resultados (Gibaja et al. 2019, 2021a).
El taller se organizó en distintas fases realizadas a lo largo de una mañana:
– Pequeña charla donde expusimos la alimentación de las sociedades Neolíticas. Ello nos permitió dar a conocer las especies animales y vegetales domesticadas, así como las obtenidas a través de la caza y la recolección. Se buscaron imágenes fáciles de comprender, acompañadas de una explicación sencilla (Fig. 1).
– Acercamiento inicial al público a través de la muestra de reproducciones de instrumentos prehistóricos, así como de alimentos y distintas plantas aromáticas empleadas como especies (caso del romero). Se trata de un momento especial donde interactúan el divulgador, el paciente y el cuidador. Se unen las manos para tocar, oler y degustar (Fig. 2).
– Creación por parte del equipo divulgador de un menú prehistórico. Se usaron alimentos consumidos en el Neolítico. En algún caso se acudió también algún producto no originario de ese periodo. Se trató de un error a detectar que aportaría conocimientos de una manera lúdica. La cuestión fue descubrir qué alimento no cuadraba con el resto en su cronología y geografía. Fue fácil recurrir a los productos americanos llegados tras su descubrimiento, caso de la patata, el tomate, el maíz, etc. En nuestra actividad incluimos el tomate, un producto tan apreciado por la cocina italiana.
El resultado fue enormemente satisfactorio, en tanto que todos los asistentes a la actividad, tanto los pacientes, como los acompañantes y los cuidadores de Caritas-Roma, disfrutaron de una actividad muy sensorial, donde pudieron experimentarse nuevos sabores y texturas. Con todo ello se creó un ambiente de complicidad. Sin duda, fue una acción que tuvo un alto bienestar emocional.
2. Los primeros ceramistas
Siguiendo la misma línea que la acción de la comida, el objetivo de esta actividad fue buscar un elemento de atracción a partir del cual los pacientes de alzhéimer, cuidadores e investigadores interactuaran en su desarrollo. En este caso, se trató el origen y la elaboración de la cerámica desde la prehistoria al presente. La organización fue similar al caso anterior:
– Charla inaugural centrada en una pequeña explicación sobre cuándo aparecieron las primeras evidencias de cerámica, cuáles son sus componentes, cómo se elabora y qué usos tiene. A este respecto, fue muy fácil interactuar con los asistentes, ya que durante el discurso se compararon recipientes y usos del pasado con los actuales. Así, por ejemplo, se mostraron recipientes de cerámica para cocinar y su paralelo con nuestras ollas.
– Nuevamente, fue importante la interacción con el público. Las explicaciones se acompañaron de materiales sensoriales como la arcilla, los útiles para trabajarla o las formas de ciertos objetos y recipientes fácilmente reconocibles (Fig. 3). Los asistentes fueron muy receptivos y participaron en dicha interacción, pues la mayor parte conocían aquello que se les mostraba. Con aquellos cuyo grado de la enfermedad está en un estadio avanzado, recurrimos a la manipulación de las distintas texturas que se perciben con los materiales que llevamos: la arcilla original y cuando se le añade agua, cantos muy pulidos, las espátulas de hueso, etc.
– La actividad finalizó con un taller destinado a la elaboración de pequeños recipientes hechos a mano. Para ello, una de las firmantes (Vanessa Forte), especialista en el estudio de la cerámica prehistórica, les fue mostrando cómo tratar la arcilla para hacer dicho recipiente, así como las diversas técnicas y útiles con los que decorarlos. En este caso, se crearon complicidades entre el paciente y su cuidador o familiar, ya que ambos trabajaron juntos y fueron los protagonistas del taller.
El resultado volvió a ser excelente. Los recipientes elaborados quedaron expuestos en la sala donde se realizó la actividad, para finalmente cada uno llevárselo a su casa.
3. La vida en el imperio Romano
La tercera de las actividades fue algo diferente a las dos anteriores, siempre teniendo como eje vertebrador el uso de un lenguaje sencillo y el empleo de distintas herramientas y medios didácticos muy sensitivos. En este caso, lo que se pretendió fue dar unas pocas pinceladas de cómo se vivía en época romana: sus casas, sus alimentos, sus creencias, sus vestimentas, su música, sus bailes, etc. La configuración de la actividad siguió los mismos parámetros que las anteriores, con ciertas diferencias.
– Pequeña conferencia realizada por dos investigadores que estaban acompañados de dos colaboradores ataviados con las típicas vestimentas romanas (Fig. 4). Lo más divertido fue que uno de ellos era uno de los cuidadores de Caritas-Roma, por lo que varios lo reconocieron. El discurso estructurado, en base a una comparativa entre objetos, ideas o creencias del pasado y el presente, fue dinamizado con música. Ello permitió que los pacientes recibieran la información a través de diversos medios sensoriales.
– El taller posterior a la conferencia verso sobre la elaboración del contenido de una lucerna con la que producir luz. Y es que la luz, el fuego, el calor fueron algunos de los temas tocados en la charla inicial a partir de los cuales se realizaron diversas explicaciones de la sociedad romana del pasado.
Como en las otras dos actividades, el resultado fue excelente. Nuevamente se volvieron a crear complicidades entre investigadores, pacientes y cuidadores. El trabajo conjunto generó un ambiente distendido donde sobresalió el bienestar emocional.